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¿Está planeando ser mamá? ¿Decidió con su pareja que ha llegado el momento de ser padres? Es hora entonces de planear el embarazo y empezar a cuidar su bienestar físico. Es por esto que el Servicio de Ginecoobstetricia de la Clínica de Marly lanza la campaña de promoción y prevención “Por nuestra vida”. Todo lo que debes saber antes, durante y después del embarazo.

Planear el embarazo consiste en una serie de medidas preventivas, así como el conocimiento y ejecución de cada una de sus etapas. Contar con el apoyo de un grupo de especialistas es vital ya que la gestación exige un gran esfuerzo físico, metabólico y psicológico para lo cual no solo hay que estar preparada sino tener asesoría constante, destacó el doctor Fernando Gómez Corredor, Jefe del Servicio Ginecoobstetricia de la Clínica de Marly.   

Para realizar todas las funciones que exige el embarazo, la mujer debe estar en estado óptimo de salud -especialmente de su sistema cardiovascular y renal-. También es importante su estado nutricional con respecto a las reservas de hierro y calcio. El padre también debe asistir a la consulta proconcepcional - no olvidemos que el sedentarismo, el sobrepeso, el tabaquismo y los tóxicos ambientales influyen en la calidad de los espermatozoides-.

En esta cita se revisa el corazón, la presión arterial, la circulación y el sistema reproductor. Usualmente se piden exámenes sanguíneos como el hemograma (para descartar anemia y falta de hierro), la creatinina (función renal) y una ecografía de útero y ovarios.

También,  la existencia de enfermedades infecciosas que potencialmente puedan pasar al bebé y afectarlo se estudian mediante el interrogatorio en la historia clínica y se confirman con pruebas de laboratorio. Son especialmente importantes las pruebas de sida, sífilis, hepatitis, rubeola y toxoplasma entre otros. Para la rubeola existe vacuna y si las pruebas de laboratorio revelan que no existen defensas, se debe aplicar la vacuna y posponer la concepción por cuatro meses.

Se ha comprobado que la suplementación con ácido fólico antes y durante la gestación disminuye el riesgo de malformaciones de la columna del feto. Es entonces recomendable comenzar a tomarlo uno o dos meses antes de iniciar la búsqueda del embarazo. Esta ingesta se puede combinar con la vitamina D, hierro y los demás suplementos vitamínicos que la mujer necesita. La consulta preconcepcional es también un buen momento para recibir información sobre el proceso de concepción y los días fértiles, anotó el doctor Fernando Gómez Corredor.

Riesgos durante el embarazo

¿Sabía qué en Colombia, 40 de cada 100 mujeres en estado de embarazo tienen la posibilidad de presentar alguna condición que ponga en algún grado de riesgo el embarazo? Es importante saber que la mayoría de estos problemas son prevenibles siempre y cuando las futuras madres asistan a controles y consultas durante cada uno de los tres trimestres de gestación de modo que, reciban una atención oportuna y una adecuada vigilancia de su estado de salud que permitan detectar los factores de riesgo y patologías presentes. Las enfermedades cardíacas, inmunológicas, tiroideas o congénitas, el sobrepeso, la diabetes o hábitos de vida como el consumo de cigarrillo, de alcohol o de sustancias psicoactivas hacen parte del abanico de posibilidades que afectan a una mujer en estado de gestación.

En este caso, se deben realizar exámenes como: cuadro hemático, hemoclasificación, glicemia, parcial de orina, examen para rubéola, HIV, toxoplasmósis, citología cervicovaginal y ecografía transvaginal, entre otros. De llegarse a identificar alguna condición que ponga en riesgo el normal desarrollo de la gestación, se deberá intervenir para controlar la patología o modificarla, se pueden utilizar algunos medicamentos que sean aptos para el manejo de la enfermedad durante la gestación. Adicionalmente hay alteraciones propias del embarazo como: la hemorragia obstétrica o sangrado vaginal, la preclampsia, las anomalías en el crecimiento intrauterino, la anemia, las alteraciones visuales y auditivas de la madre, dolor pélvico, las infecciones de distinta índole, la diabetes gestacional, las anomalías congénitas del feto, la hidropesía fetal, la asfixia perinatal y el parto pretérmino los cuales pueden ser manejados con un buen control prenatal.

“Los signos de alarma para estos casos se detectan a través del seguimiento periódico del estado de salud de la madre y del bebé por medio de exámenes médicos específicos para cada etapa del embarazo, ecografías obstétricas y monitoreos fetales que se deben realizar durante el primer, segundo y tercer trimestre de gestación”, dijo el Jefe del Servicio Ginecoobstetricia de la Clínica de Marly.    “A su vez, la futura madre deberá tener valoración nutricional y odontológica constante y completar un esquema de vacunación que la favorecerá a ella y a su recién nacido”, anotó.

Control después del nacimiento

En esta etapa la lactancia materna juega un papel importante y debe ser una de las prioridades de la madre. En el esquema de atención de la Clínica de Marly, la paciente ha recibido información y entrenamiento durante todo el embarazo mediante la instrucción directa del médico y la realización del curso psicoprofiláctico dictado por una enfermera especializada en lactancia materna, quien le podrá dar apoyo en casa durante las primeras semanas del puerperio. Una vez la paciente ha dado a luz, los controles médicos para ella y su hijo se deberán mantener durante el posparto (etapa que transcurre entre el momento del nacimiento del bebé hasta los primeros 42 días del mismo) y extenderse incluso, más allá de este.

El objetivo de esta etapa es prevenir, detectar y dar seguimiento a patologías como la mastitis, la preeclamsia post parto, la trombosis de miembros inferiores, la infección puerperal y la depresión post parto, entre otras complicaciones que pueden afectar el bienestar de la madre tras el embarazo y durante el periodo de lactancia.

De igual manera, es esencial realizar un control periódico del bebé, el primero debe hacerse dentro de los primeros ocho días del nacimiento, así como la aplicación oportuna del esquema de vacunación y el seguimiento a su crecimiento, para detectar a tiempo anomalías en cuanto al desarrollo físico, cognitivo y motor, y favorecer una intervención temprana. En este sentido, los padres y familiares del niño deberán recibir formación en puericultura de modo que se les ayude a resolver inquietudes que giran en torno a técnicas de alimentación, cuidado en los primeros años y adaptación familiar.