Por Carmen Huerta, Gerente Regional de Riesgos Medioambientales Chubb América Latina.
Hace 44 años, el 5 de junio de 1974 en Estocolmo, se estableció el Día Mundial del Medio Ambiente, el que buscaba el cambio a un modelo asociado al “ecodesarrollo”, hoy conocido como “desarrollo sostenible”. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) lo define como “la estrategia que lleve a mejorar la calidad de vida, sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sostienen, entendiendo por capacidad de carga de un ecosistema la capacidad que tiene para sustentar y mantener al mismo tiempo la productividad, adaptabilidad y capacidad de renovación”.1
América Latina comenzó hace 30 años a reformular los marcos legales ambientales en aras de alinear a sus países con los conceptos de “ecodesarrollo” y “sostenible”, basado en el principio de “el que contamina paga”. En términos de transferencia de riesgo ambiental, los principales retos para un desarrollo sostenible que encontramos en América Latina son la generación de residuos sólidos, contaminación de nuestros mantos acuíferos, la preservación de nuestros bosques, la contaminación del aire, la aplicación de las leyes ambientales en cada uno de los países de la región, así como una mayor presión de las sociedades para hacer valer estas legislaciones.
Por otro lado, la sociedad actual está basada en la utilización de plásticos. En los últimos 30 años, su producción se ha duplicado a más de 288 millones de toneladas. En América Latina, el destino final de estos productos son los rellenos sanitarios, en donde se acumulan y contribuyen a la saturación de estos sitios y al incremento de los problemas ambientales.2
Los problemas ambientales de los plásticos se originan desde la producción, dado que se utilizan solventes aromáticos, resinas, modificadores de cadena y como subproductos se generan sólidos impregnados y aguas residuales, así como un alto consumo energético durante la producción. Mientras que para los rellenos sanitarios se tienen como subproductos lixiviados y metano. En ambos, se generan pasivos persistentes en el ambiente que se incrementan al correr de los años. Para tener una capacidad de renovación conforme a la definición de sostenibilidad para cualquier proceso productivo, las empresas deberán contar con instrumentos financieros que les brinden soporte para afrontar los retos de la contaminación, costos de limpieza, remediación, gastos legales y de defensa, disposición y manejo de residuos peligrosos, afectaciones a terceros tanto en predios como lesiones corporales y la reconstitución de los recursos naturales; cuando esto sea posible, que se deriven de las condiciones de contaminación que se generan dentro y fuera de los procesos productivos.
Los seguros ambientales deberían ser, en automático, otro instrumento de la misma envergadura que un seguro”commodity”; la distinción es que el ambiente es un asunto de todos: individuos, empresas y gobiernos. Hoy estamos viendo los primeros efectos con el cambio climático.
Referencias
1. Macedo; Salgado, 2007. Educación .Ambientaal y educación para el Desarrollo Sostenible en América Latina. UNESCO
2. Vázquez, 2016. Generación, Legislación y Valorización de Residuos Plásticos en Iberoamérica. Revista Internacional de Contaminación Ambiental.