Para nadie es secreto que las tecnologías digitales están impactando profundamente la industria aseguradora, exigiéndole cada vez más a los operadores de seguro soluciones tecnológicas y desarrollo de productos que respondan a las lógicas de la automatización, el modelamiento predictivo y la seguridad digital, por ejemplo.
Estas exigencias han hecho que distintas compañías de seguros modernicen sus software y hardware para volverse competitivas en la era digital. Sin embargo, hay otra consecuencia no tan evidente de estos cambios: la transformación de los organigramas de trabajo y de planeación de proyectos que estas innovaciones plantean como las metodologías Agile.
Estas técnicas, aplicadas en la creación de software, basan su desarrollo en un ciclo iterativo en el que las necesidades y soluciones evolucionan a través de la colaboración entre los diferentes equipos involucrados en un proyecto.
A medida que las compañías de seguros se convierten en industrias de la información, necesitan de nuevas habilidades para resolver problemas y entregar los resultados esperados. Es aquí donde las metodologías Agile se constituyen en un método alternativo de gestión de proyectos, en el que los equipos de desarrollo generan planeaciones cortas de dos o tres semanas, flexibles, en línea con los requerimientos y dirección del proyecto y resultados específicos, direccionados y rápidos que buscan:
• Mejorar la satisfacción del cliente
• Ser más adaptables y abiertos al cambio
• Generar cooperación entre los equipos de desarrollo
• Crear un software de trabajo más eficiente y especializado
• Lanzar productos y actualizaciones más rápido
Por ejemplo, el método SCRUM (uno de los varios marcos de trabajo Agile) consiste en dividir los proyectos en pequeñas partes, que son desarrolladas en varios ciclos, para ser ensambladas y puestas a trabajar al final del proyecto.
Así, en vez de generar un gran producto, como una página web nueva (que se entrega completa y operante) el proyecto se segmenta en varios módulos. Por ejemplo: primero se desarrolla la interfaz de transacciones virtuales, luego la seguridad de esta aplicación, posteriormente los módulos de interacción y compras en línea. Un proceso de segmentación se repite hasta que el proyecto está finalizado. El resultado: un proyecto que se va entregando a la empresa por módulos y con retroalimentación constante, lo que permite hacer cambios y pruebas que garantizan aplicaciones más especializadas, mejorando así la calidad de los productos.
Esto también implica entregas de desarrollos cada dos o tres semanas que funcionen inmediatamente. De esta forma, la compañía no necesita esperar que todo el proyecto esté listo para comenzar a generar valor constante para si misma y sus clientes, mejorando las experiencias de los consumidores al máximo, permitiendo flexibilidad de requerimientos y ciclos más cortos y manejables de desarrollo.
Las metodologías Agile, al ser flexibles, permiten también que varias fases del proyecto se puedan desarrollar al mismo tiempo, no teniendo que esperar que una fase anterior sea completada antes de pasar a la próxima, lo que mejora la funcionalidad cruzada de colaboración y fluidez.
Las reuniones son el pilar fundamental del SCRUM, donde reuniones de planificación diaria, de revisión y de retrospectiva, se realizan constantemente para reflexionar y proponer mejoras en los avances del proyecto.
En Chubb, el modelo Agile se está utilizando para desarrollar aplicaciones de productos adaptables, que entiendan las necesidades de los clientes y que les generen recompensas y facilidades de acceso a la hora de adquirir una póliza, así como formas más seguras y eficientes de comprar pólizas de forma digital.
Al final del día, a medida que las compañías de seguros exploran nuevas formas de mejorar las experiencias de los clientes mediante el uso de las tecnologías digitales, la clave para mantener su ventaja competitiva radicará en su capacidad para escalar los procesos Agile en toda su organización. Habilidades como la adaptación y la flexibilidad les proporcionarán a estas empresas una ventaja a la hora de adecuarse a los vaivenes del cambiante mercado digital. Solo las compañías que se apoyen en la innovación y en la mejora continua de productos y servicios se distinguirán en la era digital.