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ComunicaciónEl reaseguro es, básicamente, la capacidad que tienen las compañías de la industria de transferir los riesgos a terceras empresas (las reaseguradoras), en la misma modalidad que los clientes finales lo hacen con las aseguradoras. Algunos expertos lo llaman “el seguro del seguro”.
Existen dos tipos de reaseguro: el de contratos y el facultativo.
El primero corresponde a soluciones que usan las compañías aseguradoras para reasegurar y/o transferir riesgos de su cartera de clientes. Como señala Christian Curtze, Regional Head of Placement and Facultative Reinsurance para Chubb en América Latina, este tipo de reaseguro involucra a una gran masa de clientes o riesgos que se ceden a los reaseguradores en una forma estándar y homogénea, “sumando capacidad a las propias de las compañías de seguros, que son definidas fundamentalmente por los capitales con los que dichas organizaciones cuentan”. El reaseguro facultativo, por su parte, transfiere el riesgo de un cliente o una cobertura en particular, debido a su tamaño o a sus características. “Por su tamaño, implica que el asegurador, basado en sus propios contratos de reaseguro, no tiene la suficiente capacidad para asegurarlo, siendo necesario recurrir al mercado facultativo para obtener capacidades y una solución integral al cliente”, afirma Christian Curtze.
En lo que se refiere a las características de un cliente o una cobertura, el reaseguro facultativo permite transferir riesgos específicos que una compañía desea ceder, ya sea porque no tiene la especialización necesaria o por no tener el “apetito” por dicho riesgo. Igualmente, se busca ofrecer una solución integral y en particular al cliente final. Cualquiera sea el tipo, es posible acceder al mercado de reaseguro de forma directa o a través de corredores que cuentan con el conocimiento y especialización necesarias para este tipo de operaciones. Se trata de uno de los mercados más competitivos existentes en el mundo y, en particular, de una parte del mercado financiero.
El reaseguro existe para todas las líneas de negocios: propiedad, responsabilidad civil, transporte de carga o marítimo, líneas financieras, construcción y energía. “Esto necesariamente implica una especialización profunda y un alto profesionalismo de parte de quienes están involucrados en estos mercados”, sostiene el ejecutivo de Chubb. Curtze destaca que, para poder obtener capacidad del mercado reasegurador, es necesario contar con información completa de parte del asegurado, como ocurre en el mercado asegurador. “Es decir, los tipos de cobertura que requiere asegurar, los montos asegurados, los deducibles que el asegurado está dispuesto a asumir, los informes de ingeniería o de riesgos que permitan tener una idea cabal del riesgo y que se está transfiriendo”, comenta.
Cuando se procede con la colocación de reaseguros, estos deben ser un espejo de las pólizas de seguro o riesgo que se está transfiriendo. De esta forma, se evitan diferencias en las colocaciones y consecuentes diferencias de cobertura que pueden ir en menoscabo de la posición del asegurador. Finalmente, el reaseguro tiene la gran ventaja de poder transferir riesgos y tener acceso a soluciones que se dan en conjunto con las aseguradoras. “No obstante, para efectos del cliente, el asegurador es responsable último frente a todas las obligaciones que implican una póliza de seguro”, explica Christian Curtze.
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